Si la cortesía en el mediterráneo y en el Caribe es positiva,
en Aragón y con la fama que tenemos lo es todavía más. Me explico. Hay dos
tipos de cortesía, la positiva y la negativa. Esta última corresponde a la
cultura anglosajona y a América del Norte. Nosotros, en la positiva, queremos
que los demás se sientan bien y que nos acepten, nos importa el acercamiento.
Mientras que la cortesía negativa le da importancia a uno mismo y a que los
demás no te manden.
Digo que los maños tenemos una cortesía mucho más positiva
porque nuestro acento da confianza y acercamiento; tenemos fama de hogareños y
hospitalarios; acogemos a todo el que quiera estar con nosotros. Vamos, ¡qué
somos muy majicos! Lo cual no quita para
que en otros lugares de España también lo sean...
Pero lo que os quiero contar es lo que ha pasado hoy con mis
amigos. El Viernes Santo por la mañana, como todos años, hicimos las típicas
tortas con chocolate que se hacen en mi pueblo, que no es más que la masa del pan,
frita y con azúcar por encima. Os dejo aquí una foto:
Como esa mañana fuimos menos de los esperados, sobraron
algunas, así que decidimos quedar un día para merendar. Y ese día ha sido hoy.
Hemos ido a casa de una amiga que se ha emprendido a hacer cosas por la mañana,
que si un bizcocho, magdalenas, ha sacado frutos secos, galletas, patatas... Y
todo para que pasáramos la tarde lo mejor posible.
Como nuestra amiga ponía la casa y mucha comida, los demás
teníamos que llevar algo, así que hemos ido a Mercadona y hemos comprado
chuches, más patatas, algo de bebida... Total que nos hemos encontrado con
demasiada merienda. Pero somos así, ¡más vale que sobre que no que falte! Y
claro, nuestra amiga se ha “enfadado” porque nos había dicho que no compráramos
nada...
Además de eso, otros ejemplo de cortesía positiva es que a la
hora de ir a pagar en la tienda íbamos a pagar todos, porque esta Semana Santa
todos hemos invitado a todos, y todos sentíamos que habíamos pagado menos que
los otros... Luego la anfitriona de la merienda quería pagarnos también, a lo
que el resto nos hemos negado.
Y, por supuesto, en las típicas reuniones de amigos que no
falten las conversaciones altas, los gritos, el acercamiento, el querer hablar
más alto que los demás y sin turnos... pero esto no significa que seamos
descorteses, significa que todos queríamos implicarnos y formar parte de la
conversación.
En resumen, que ha sido una tarde llena de cortesía
positiva... Aquí os dejo una foto de la merienda de esta tarde:
Y... ¡La próxima toca en tu casa!
Raquel
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