"La palabra es mitad de quien la pronuncia, mitad de quien la escucha" Montaigne

domingo, 28 de abril de 2013

Knock Out

El arte de argumentar. Sin duda, un pilar fundamental en la formación del buen periodista, del buen abogado, del buen político. En definitiva, del buen orador sea cual sea su función en el mundo.

Me declaro una enamorada de este arte. Es placentero ser testigo de una discusión entre dos buenos argumentadores (en mi opinión, tres son multitud) especialmente cuando ambos tienen sus respectivos cuchillos lingüísticos muy bien afilados.  Y no sólo enamorada, sino también amateur en el deporte de la argumentación. Me encanta discutir, gane o pierda (la razón, pero no las formas).

Insisto, argumentar es un arte voraz. Un buen combate verbal puede ser como la Gran Final de los Pesos Pesados : se pueden necesitar muchos asaltos, o quizá sólo uno. Un único argumento, fuerte y directo,  que noquee al contrincante y lo deje K.O. Y se acabó la discusión.

Sin embargo, hay muchos que no saben jugar limpio ante su evidente incapacidad frente al otro.  Y tal y como a Mike Tyson le descalificaron por morder la oreja a su contrincante, a aquel que no asuma una derrota y use las tácticas más sucias para descalificar, POR FAVOR QUE LE PROHÍBAN PARTICIPAR.

No hay nada que me moleste más que aquellos que no saben escuchar, los que no atienden a razones, que no saben si quiera argumentar correctamente, pero valientes de ellos, comienzan una discusión. ¿Por qué lo hacéis? Desde el momento cero se sabe que convencer al otro va a ser casi misión imposible. Pero más difícil aún lo hacen con el uso de juegos sucios, algunos de ellos muy conocidos, como el típico 'Es mi opinión así que respétala', o el célebre 'Eso lo dirás tú porque eres....' Y no olvidemos aquel que no cede ni ante la evidencia más evidente, vamos... ¡antes muerto!
Y al final, pobre de ti, te encuentras dándote golpes contra la pared y te maldices porque quién te mandará a ti meterte en estos fregaos.

Todos nos hemos topado alguna vez con algún personaje del estilo. Argumentadores mediocres que no se merecen ni un segundo de nuestro tiempo (en lo que ha discusiones y debates se refiere, no se trata de repudiarlos).

Ya se sabe que "A palabras necias, oídos sordos". Y quizá esa sea la mejor medicina, al menos para evitarte un dolor de cabeza.


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