Con este titular, la agencia Europa Press abría la noticia
del recorrido y los detalles del entierro de Sara Montiel. La imagen de la artista paseando tan fresca por Madrid mientras saluda a sus fans se hace hueco en
nuestra cabeza, el único inconveniente es que el recorrido lo hará dentro de un
coche fúnebre y de su correspondiente ataúd. A pesar de tratarse de algo tan
serio como la muerte, la lectura de esta noticia es de lo más cómico que he
visto últimamente gracias a la redacción ambigua y confusa que da puerta a
imaginar más de lo moralmente adecuado.
Cito:
SERÁ ENTERRADA ESTE MARTES
Sara Montiel se despide de su público con un recorrido
por Madrid
¿Será enterrada este martes pero se despide con un último paseo
por las calles madrileñas?
Hay que decir es más llamativo al leer solamente el twitt
con el titular de @EPcine,
porque una vez que empiezas a leer la noticia, el paseo de Sara se
convierte en un viaje en coche fúnebre con los restos mortales de la misma. No es
que yo no tenga respeto por la muerte ni por la cantante y actriz, es que ese
titular le resta toda la seriedad al hecho.
Y ahí es dónde entra en juego la magia del lenguaje. El lector
no es un robot cuadriculado y por ello ve un significado más allá del inicial. Entiende
que no será la artista en persona, sino que el coche fúnebre conducirá a la
fallecida por Madrid para que los fans puedan rendirle un homenaje personal.
La combinación macabra me ha dado que pensar, y es que no es
tan malo tratar a Sara Montiel como una más entre los vivos mientras su
compañera de funeral, Margareth tatcher recibe mil puñaladas post mortem.
(fuente;enlace de la noticia: http://www.europapress.es/cultura/cine-00128/noticia-sara-montiel-despide-publico-recorrido-madrid-20130409082105.html)
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