"La palabra es mitad de quien la pronuncia, mitad de quien la escucha" Montaigne

miércoles, 27 de febrero de 2013

Quien calla, otorga.

Me ronda una idea por la cabeza... ¿Qué significado puedo darle a ese silencio que aparece cada vez que una pregunta se queda sin respuesta, que alguien deja una frase inacabada, o que se intenta ignorar una cuestión?
Solemos llenar el silencio con palabras, pero cuando se queda vacío cobra un significado que aúna todas esas cosas que no hace falta decir. La ausencia de palabras transmite tanto o más que las palabras en sí. Podría añadir que el silencio es la presuposición más grande. Nos da a entender, afirma, confirma, niega, desmiente, hace daño y reconforta. Expresa todo y nada a la vez.

Yo creo que lo que entendemos con el silencio es personal, cada uno percibe algo distinto y aprovecha ese espacio vacío para llenarlo con una idea. Estoy segura de que si en una conversación de repente uno no contesta, todos los participantes encontrarían un mensaje oculto en esa ausencia de palabras, sacarían conclusiones.

Entiendo el silencio como un elemento más del lenguaje, porque, al fin y al cabo, es probable que cuando no haya discurso, cada uno internamente se imagine lo que puede significar. Y a mí en particular, me genera auténticos diálogos internos basados en presuposiciones. Es decir, que también el silencio conlleva a la reflexión. 

Estos días me he fijado en los momentos especiales que se producen en silencio y aquí está el fragmento de la película de Tarantino, Pulp Fiction dónde John Travolta y Uma Thurman comparten mesa, miradas, y pocas palabras.





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