Solemos
llenar el silencio con palabras, pero cuando se queda vacío cobra un
significado que aúna todas esas cosas que no hace falta decir. La ausencia de
palabras transmite tanto o más que las palabras en sí. Podría añadir que el
silencio es la presuposición más grande. Nos da a entender, afirma, confirma,
niega, desmiente, hace daño y reconforta. Expresa todo y nada a la vez.
Yo creo que lo que entendemos con
el silencio es personal, cada uno percibe algo distinto y aprovecha
ese espacio vacío para llenarlo con una idea. Estoy segura de que si en
una conversación de repente uno no contesta, todos los participantes
encontrarían un mensaje oculto en esa ausencia de palabras, sacarían
conclusiones.
Entiendo el silencio como un
elemento más del lenguaje, porque, al fin y al cabo, es probable que cuando no
haya discurso, cada uno internamente se imagine lo que puede significar. Y a mí
en particular, me genera auténticos diálogos internos basados en
presuposiciones. Es decir, que también el silencio conlleva a la reflexión.
Estos días me he fijado en los momentos especiales que se producen
en silencio y aquí está el fragmento de la película de Tarantino, Pulp
Fiction dónde John Travolta y Uma Thurman comparten mesa, miradas, y pocas
palabras.
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